-¿Vas para la U?
-Mmm no, pero paso cerca. ¿Por qué?
-Para ver si me dabas ride. Vivo ahí una cuadra antes del semáforo, el que va a salir por la iglesia, ahí por los licuados.
-Ahhh ya ya, chivo no hay problema venite conmigo; ¿Quién mas va para allá abajo? -ojalá que nadie así me voy solo con ella-.
-¡Danos ride a mí y a aquel maje a la U!, es que tenemos clases de emprendedurismo; que weba ir a clases. Tal vez nos quedamos por ahí cerca, igual esa materia es pura paja.
-Va esta bueno. Apues mira los voy a pasar dejando a ellos primero ¿no hay problema vea?
-Para nada.
En el carro íbamos hablando de como había estado el entreno, las expectativas que teníamos con la final y de amigos que no estaban. Tras quince minutos ya se habían bajado los dos "mata trip". Pensandolo bien me hicieron un favor, con esos dos a la par seguro sobresalía, más de la cuenta -espero-.
La fui a dejar, y me despedí como aquel que no quiere irse. Trataba de encontrar una leve señal, esa clave en sus gestos, miradas, sonrisas o en lo que me decía, que una vez descodificada dijera algo como: "salgamos, platiquemos, no te vayas, te quiero".
La búsqueda fue en vano, hasta el preciso momento en el que ella cerró la puerta
La fui a dejar, y me despedí como aquel que no quiere irse. Trataba de encontrar una leve señal, esa clave en sus gestos, miradas, sonrisas o en lo que me decía, que una vez descodificada dijera algo como: "salgamos, platiquemos, no te vayas, te quiero".
La búsqueda fue en vano, hasta el preciso momento en el que ella cerró la puerta
-Mira, si vas a entreno mañana ¿crees que me podes dar ride? es que no quiero faltar. Siempre necesito hacer algo bueno por mi día.
-Si vos, con gusto. ¿Paso por aquí mismo o como le hacemos?
-Yo te hablo, creo tengo tu número, salu.
Termino de decirme eso y se fue, vivía como a cien metros de donde la deje. Y la vi en su caminar al ritmo del Blues mas pegajoso que alguna vez oí. Me quede con las luces intermitentes haciendome como el que busca algo y no lo encuentra, solo para hacer tiempo y mirarla de reojo. Quería verla, era un show. En mis adentros estaba reventando "cuetes", como parroquia de pueblo en Domingo de Resurrección, solo por saber que seguro la veo mañana.
Ese fue el inicio de una historia que algún día la escribiré completa. Hoy solo quiero recordar ese octubre, esos aires de cambio ese sentimiento de libertad y aventura que esta mujer me dio.
Fue una aventura, una de aquellas historias que queremos que nos pasen, de aquellos amores que te dan alas y, pese a lo efímero que deben ser, no dejan un mal sabor de boca. Fue un romance de octubre.
Era la mujer más independiente que he conocido, ella no le tenia miedo ni al compromiso ni a la falta de este. Sabía lo que quería y por eso nunca la pasaba mal. Era demasiado alegre, sincera, sencilla pero misteriosa; la combinación perfecta. Sabia que me decía la verdad, pero también sabias que omitía mucho. Omitía cosas pero nunca fue importante, era demasiado perfecto lo que teníamos.
"The Wall" fue el soundtrack del mes. Pink Floyd y sus intros silenciosos de treinta segundos por canción eran y siguen siendo buenísimos para imaginar las utopías de enamorados o idealistas; que rico que soy un poco de cada uno. Este álbum lo gozo de manera especial: lo vivo.
Fotografía: Ricardo Flamenco ,http://www.flickr.com/photos/carelo_photography |
Yo era feliz y eso bastaba para ella, siempre creí que veía en mí un niño bueno y tierno, aunque yo tratara de aparentar lo contrario. Verme así de feliz se que le agrado. Es de la felicidad que se irradia rápido.
A pesar de que ya habían pasado repetidos encuentros, bien recuerdo una vez que todavía no creía como o por que ella se fijó en mí y mucho menos que le gustará estar cerca mío, por lo que le pregunte
¿Mira... como va todo entre nosotros, estamos bien, queres que mejore en algo?, no se decime
Casi casi le estaba pasando un formulario de quejas y reclamos. Nunca imagine lo que me iba a contestar, no estaba en mis planes, solo dijo:
¿Mira... como va todo entre nosotros, estamos bien, queres que mejore en algo?, no se decime
Casi casi le estaba pasando un formulario de quejas y reclamos. Nunca imagine lo que me iba a contestar, no estaba en mis planes, solo dijo:
-¿He dicho que algo esta mal?
-No.
-¿Entonces?
Y se dirigió a mis hombros y me abrazo. El frío y el viento que grandes amigos son para estos eventos.
Lo nuestro no tenía hora. Ella era como el sol, me hacia despertar cada vez que la veía. Once de la noche y empezaba nuestro convivio. Otros días por la mañana estábamos escribiendonos, no éramos nada cursi ni controladores solo nos gustaba suspirar con el otro. Lo que acabo de escribir suena extraño, suena a pretensión mía por sonar interesante escribiendo cosas que ni tienen sentido solo para que se lean rebuscadas e importantes, pero no. Ella así era. No era terrestre, era celestial. Me cuesta creer como no tenía alas, pero no por hacerle cliché a lo angelical que era o a la propaganda del toro rojo. Ella volaba, en todo. Una gracia que la rodeaba. Me siento hasta pasmado para escribir su recuerdo. Me ataranto.
Perdonó imprudencias como las de un amigo que una vez la presento a otros como mi novia, cuando no era un termino que alguna vez se nos cruzo. Perdonaba la voz tímida que por momentos se me salía, esa voz que de hombre no tiene nada, que no inculca ni el mínimo gramo de testosterona, aquella que yo me esforzaba por disimular, ella lo perdonaba y lo percibía como lindo, me sentía el niño gordito que fuí me sentí cómodo.
Si me pongo a recordar cada momento no terminaría de redundar en lo bueno que era. No la he descrito ni pretendo hacerlo, este recuerdo es mío y solamente mío. Les comparto el sentimiento nada más.
Por antonomasia lo nuestro tuvo que acabar, nadie dijo nada solo acabo. La Vieja Señora y una extraña oferta familiar me separaron, luego su Tío le hablo, le ofreció cielo y tierra; más que eso, le prometio alejarla de sus únicos problemas, aquellos que le pesaban y de los que no hablábamos mucho.
Ella voló y fue ahí donde supe que era una brisa, en todo el sentido de la palabra. ¿Como pude obviarlo? Todas las señalas estaban ahí. Era dulce y fresca, una mano amiga cuando las cosas están estancadas, alejó de mí una nube de arrepentimientos y dudas, era graciosa y femenina -justo así como imagino las brisas-, siempre libre sin nada gravedad alguna que la hiciera caer, tomaba vuelo adonde quisiera y por los motivos que fueran, era una fuerza de la naturaleza y un amor que pasa pero nunca se olvida; ella fue y seguirá siendo libre, ella fue y seguirá siendo una brisa en mis vientos de octubre.