martes, 26 de julio de 2011

Antes de un Partido.

A dos horas y media antes de disputar un partido y me siento nervioso, es algo que en mis 8 años de jugar competitivamente nunca he dejado de sentir. A esta altura del día no puedo pensar en nada más, para mí el trabajo ya termino, a pesar que me falte una hora. Pienso en como estará el partido, como reaccionaremos como equipo, si estamos realmente preparados o no.

Pongo en tela de juicio todo mi esfuerzo hasta ahora, toda mi experiencia y si será suficiente para alcanzar la meta. Me envuelvo en el partido, desde ya. No hay experiencia aquella como la "incertidumbre de la competencia" aquella en la que compararemos trabajos, estilos, formas de ser y jugar el baloncesto. Si la táctica y la estrategía son adecuadas, si andarán en su noche o nosotros andaremos en la peor de nuestras noches. En fin hago todo lo posible para NUNCA sentirme favorito. En mi mente solo trabaja el Abogado del Diablo quien juzga todo mi trabajo, mi desempeño pasado y mi condición actual.

Por momentos llego a perder el partido en mi cabeza y es entonces cuando reacciono que no lo voy a permitir, que pase lo que pase mi espíritu no dejará de pelear ninguna pelota. Es entonces cuando me hierve el corazón. Cuando no aguanto imaginar que me arroyen y no hacer nada al respecto, cuando la impotencia no es excusa para que el valor, el autorespeto y las ganas de ganar florezcan y desee ganar.


El León puede ser abatido pero nunca vencido,
viva el León Jodido.
Es entonces cuando imagino en mi mente a mis compañeros, que todos han dado hasta el último de su esfuerzo y por tanto yo no me permito aflojar ni un segundo. Es cuando me imagino al rival queriendo humillarme sin la mínima cuota de espíritu deportivo, sino que me quieren destrozarme, humillarme solo por ser yo. Es cuando todo lo tomo personal y nada ni nadie es más ni menos que yo.

Cuando todo esto entra en mi mente y entro a la duela, ya no tengo ninguna duda de que jugaré con todo mi espíritu y mi corazón, no me importa si jugaré bien o mal, eso que lo decidan otros, pero jugaré con todo lo que puedo dar.

Ser pesimisita y perder un juego en mi cabeza antes del partido me hace estar preparado, ya que no hay manera alguna que deje que eso vuelva a suceder. El León puede ser abatido pero nunca vencido.

Es hora del juego.

miércoles, 20 de julio de 2011

Indignado... ¿de por gusto?


Movimiento #indignadoSV;
Salvadoreños en Protesta a la Aprobación del decreto 743
Vivo en una realidad que por momentos no la quiero. Es una realidad sin identidad, parece que nacimos y creamos una generación sin nada por lo que pelear, sin nada por lo que revelarnos, como que "todo nos parece bien".

La juventud, siempre se opone a lo viejo y no por ser de carácter antagónico sino simplemente por no congeniar. ¿Cómo explicarle a un joven lo previamente establecido y como hacerle entender a un mayor que hay diferentes formas de pensar y de vivir que son mejores a las que el concibe? Esos son dilemas de todo cambio generacional en cualquier grupo de convivencia social, sea en un equipo de Basketball, en un trabajo, en la Universidad y en el mismo hogar.

Pero la realidad no me gusta, me abate pensar en tanto problema y ni una ni otra reacción. Me siento indignado, pero al final es conmigo mismo, porque soy parte de una generación que enfrenta una realidad dura, de contrastes inmensos, de mundos virtuales y mundos reales y a pesar de todo no he hecho ningún acto de rebeldía ante esta realidad que me molesta.

Por momentos me escondo en el mundo virtual, en los libros, en los amigos, en las mieles que existen en la realidad que me desconcentran del mundo real. Hay otros momentos en los que me creo tantas excusas para no actuar, como la factibilidad y el éxito de mis acciones (algo que reflexione en la publicación anterior) que prefiero no actuar, como dicen "Mucho ayuda el que no estorba". Y por último hay unas ocasiones en las que quiero simplemente desahogarme de lo que siento del mundo real en el mundo virtual (entradas en mi blog, frases pensadas en el twitter o comentarios oportunos en Facebook).

Movimiento Pacífico 15-M en España.
Al final me indigno por gusto, ya que con eso no soluciono nada, con eso solo hago mas grande el problema de mi generación: La Apatía y la tibieza en las acciones. Pero no seremos pesimistas, que es lo peor que podríamos ser, actualmente hay germinaciones de movimientos sociales que nacen de los jóvenes, que están dando de que hablar y que están conectando el mundo virtual y el real, a manera de hacer eco en uno y participación en el otro; movimientos como el 15-M  en España o #IndignadoSV en El Salvador.

Masifiquemonos, hagamos eco, denunciemos en nuestros círculos y redes sociales todos los malestares sociales, que amigos que no leen los diarios o no están al tanto de las noticias nacionales poco a poco, y por la curiosidad inherente en cada joven, se enteren de lo que pasa, se indignen conozcan y lleguen a un punto en el cual solo podrán actuar.

Tomo ánimos y animo a todas aquellas personas, twitteros, facebookeros, bloggeros que sigan escribiendo, pensando y actuando para cambiar nuestra realidad.

lunes, 18 de julio de 2011

Viviendo el sueño.

En el mundo hay tres clases de personas, aquellos que viven, aquellos que sueñan y aquellos que viven sus sueños. Los primeros puede que sean personas exitosas, ya que dentro de sus aspiriciones no hay nada que desborde su realidad, hacen exactamente lo que pueden hacer y no ven hacia el futuro, no ven nada más de lo que sus ojos observan, no hay ambición, ni desvelo, ni sacrificio, ni buscan por trascender.

Mientras que los soñadores, son aquellos en los que todo esta mal todo el tiempo y a pesar de eso ellos tienen la solución, ellos saben que hacer, saben como hacerlo y saben lo que se necesita para hacerlo. Pueden vislumbrar las mas adversas situaciones y afrontarlas, imaginariamente, de la manera mas pragmática e idonea, pero todo lo tienen en sus mentes.

No ponen manos a la obra, tienen un gran miedo a actuar ya que no quieren fracasar, son tantas sus aspiraciones, es tan perfecto su plantemiento y es tan unanime y aceptado su opinion que nadie nunca se atrevería a cuestionarlo, pero en la vida real nunca podrá ser como sus sueños, jamás una obra puede conseguir tal grado de aceptación generalizado y ser buena (de calidad no de moral). Para que alguien disfrute del trabajo es necesario que pase la adversidad, la crítica, el desprecio de muchos, la aceptación de pocos. Alguien que no acepte el rechazo o que busque en su actuar la aceptación social, lo mejor que puede hacer es por soñar e imaginar que todo salio bien a la primera. Estos Soñadores nunca hacen nada por si mismos ni mucho menos por los demás.

Son los que viven sus sueños los que entienden la dificultad de ponerlos en marcha y aún en la marcha no tienen miedo, pereza o desilusión en mejorarlos y soñar que pueden ser más. A pesar de las críticas y de las desventuras, con las fuerzas obtenidas de la flaqueza, la realidad y las dificultades y con la esperanza que todo saldrá como lo soñado, son estos quienes se dedican a actuar. Son estos a quienes se les critica y elogía, son estos a quienes oímos y a quienes leemos, son estos quienes tomaron las riendas de sus vidas e incluso manejan las nuestras ante el desinteres o soñolencia de quienes solo viven o solo sueñan.

Ser alguien que vive sus sueños es amar lo que se hace y hacer lo que se ama. La vida sería dura pero gratificante, nunca tendrían sueño o cansancio, pues pasaran trabajando e imaginando en un mundo de dificultades moldeadas por las coyunturas reales y por sus mas locas ideas.

Estas personas están mas alla de lo bueno y lo malo, son estos quienes definen lo bueno y lo malo. Hoy por hoy hago una última reflexión, para alguien quien es solo un soñador, parte de su tibieza no es solo el miedo, la especulación sino también los deseos de ser reconocido, la fama! la Fama que destruye hogares, que destruye relaciones y mas importante que destruye sueños ya que el sueño, muchas veces, descansa en la fama.

Nunca dejemos de Soñar y mucho menos de hacer las cosas. Intentar, fallar y volver a intentar son lo que harán de nosotros mejores personas.